Las personas supersticiosas evitan a toda costa acciones tales como cruzarse con un gato negro, romper un espejo o pasar por debajo de una escalera.
Si bien ninguna de ellas será de su agrado hay una que respetarán a ultranza y es la de no querer saber nada de todo aquello que tenga que ver con el número 13, hasta el punto de que algunas desarrollan triscaidefobia o miedo al citado número.
No en vano, esa es la cifra que desde tiempos inmemoriales se ha asociado con la mala suerte y son muchos los que piensan que toparse con ella es sinónimo de fatal augurio, de modo que la animadversión por la misma ha ido creciendo a lo largo de los siglos.
Qué es la Triscaidefobia
La que nos ocupa es una fobia que se caracteriza por el temor desproporcionado hacia el número 13, una creencia tan arraigada que hace que, por ejemplo, en determinados ascensores de todos los rincones del planeta se pase directamente de la planta 12 a la 14 o que en multitud de hospitales u hoteles no existan habitaciones con este número.
Se dice que, en Francia, llegó a existir un grupo de nobles llamados quatorziennes (los “catorceavos”) cuya misión era la de asistir a eventos sociales como el invitado número decimocuarto, en el caso de que alguno finalmente no acudiera y se redujera a 13 el número de asistentes al festejo.
Cuál es el origen del miedo al número 13
El origen del miedo suscitado en torno al 13 no está demasiado claro, barajándose multitud de teorías, como pudiera ser el hecho de que trece personas compartieron la Última Cena.
Así, se tiene la tiene la creencia de que la supuesta “maldad” del trece reside en que va mucho más allá de la estructura divina del doce.
En el contexto bíblico, el número 12 tiende a representar a una organización divina y completa.
Además, la misma Biblia define en el capítulo 13 del Apocalipsis a una “bestia salvaje” que contaba con siete cabezas y diez cuernos, sobre los cuales se posaban diez diademas y sobre las cabezas nombre de blasfemia.
La mitología vikinga tampoco ha permanecido ajena a esta cuestión, pues se cree que durante una cena en el cielo de este pueblo nórdico, el Valhalla, se encontraban los doces dioses en la mesa cuando vieron aparecer a la treceava persona, de nombre Loki.
Este último logró embaucar al hermano invidente de Balder, segundo hijo de Odín, con idea de que arrojara un dardo contra su hermano, consiguiendo matarlo.
Por si todo esto fuera poco, la película “Viernes 13” que en algunos países de Latinoamérica se conoce como “Martes 13”, le hizo un flaco favor a los que ya de por sí temían al número 13.
Este film de terror se estrenó en 1980, convirtiéndose en todo un clásico del subgénero Slasher y está considerada como una de las grandes películas de culto. De esta forma, la ya de por sí extendida fobia a los viernes que caían en día 13, se acrecentó.
La realidad positiva del número 13 en la Numerología
Ya que esta fobia se deriva, en gran medida, de la leyenda y mitología que siempre ha rodeado este número, me gustaría hablaros de las «bondades» de estos dos dígitos, desde el punto de vista más esotérico que puede existir para los números, la numerología.
El número 13 no es un número desafortunado. No hay nada que temer sobre este número. En varias culturas, este número se considera positivo.
En la cultura azteca, el calendario adivinatorio sagrado se estableció de esta manera:
- 1 año = 260 días = 20 meses (llamados ciclos de 13 días ) compuestos por 13 días.
Es más, los aztecas concibieron el tiempo a través de ciclos de 52 años llamados Xiuhmolpilli (considerado un “siglo azteca”).
Este ciclo se dividió de esta manera: 4 periodos de 13 años.
Aquí, el número 13 toma la forma de una unidad temporal que simboliza el final de un ciclo y establece una especie de equilibrio.
En la misma línea, el calendario celta se sincronizaba coon el Ciclo Lunar, componiéndose de 13 meses (28 días/mes).
Los números 13 reforzaban el caracter positivo del nº 13, de la armonía y equilibrio del cosmos.
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Síntomas de un Triscaidefóbico
Algunos de estos fóbicos tratan de evitar el número de la mala suerte en todas las ocasiones pero, si por algún motivo no lo pueden eludir, llegan a tolerar el malestar que les ocasiona.
Sin embargo, no faltan personas a las que esta fobia les genera un importante cuadro de ansiedad cuando se encuentran con el número 13 en cualquiera de sus manifestaciones.
Igual que sucede en otro tipo de ataque de pánico, la taquicardia, el dolor de pecho y la sudoración no tardarán en aparecer.
Superar la fobia asociada a la mala suerte
Las personas que pueden llegar a tolerar el número 13, aunque les resulte muy desagradable, es probable que no precisen ningún tratamiento.
Seguramente tratarán de evitarlo (ya hemos mencionado que hoteles, hospitales y hasta empresas de transporte se lo ponen fácil en ese sentido) y no han de tomar ninguna medida más.
En cuanto a las que realmente tienen fobia al número 13, requerirán ayuda profesional. Las terapias psicológicas pueden serles de gran utilidad y, llegado el caso, incluso podrían ser medicados para el control de la ansiedad, siempre bajo la atenta prescripción del oportuno experto.
Como ocurre en otras fobias, el enfrentamiento progresivo con el objeto de la fobia resulta esencial para comenzar a superar el problema.
Junto a esta técnica, otra herramienta que se puede usar es escribir todo aquello que se piensa en torno a este número para, posteriormente, variar estos pensamientos negativos e irracionales por otros más positivos y razonables.
Las técnicas de respiración profunda, meditación o yoga resultan útiles igualmente para el control de la ansiedad cuando el número de la mala suerte no puede ser esquivado.
Las terapias suelen ser efectivas para combatir las fobias más extrañas que se conocen. Además del temor al número 13, hay otras poco conocidas como el temor a las palabras largas, hay personas que tienen fobia al queso en todas sus variantes, o incluso otras no pueden manejar su dinero porque les da miedo.
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